30 de septiembre de 2021

La suma sin la continuación.

Ayer fue mi cumpleaños, pero ya no lo siento así.

Para mí, sin saberlo celebré mi último cumpleaños el 29 de Septiembre de 2019, cuando me vi rodeada de lo que más quiero, y querré por encima de todo, el amor de mi madre.

Que absurdo, que sin darme casi ni cuenta siempre le di importancia a que las personas me felicitaran cuando llegara este día, sabiendo que la felicitación más importante la estuve recibiendo durante 24 años cuando me despertaba mi madre para celebrar el día que me dió la vida.

Siempre llegaban las 13.25 del día, como no saber perfectamente la hora que le diste la vida a la que para mí sería la mitad de mi corazón y mi alma, para darme tus mil detalles, regalos, besos y canciones de cumpleaños, pasara lo que pasara.
Incluso el año pasado, aunque no fueran las 13.25, ni el mejor lugar, ni pudieras levantarme, en una parte de tu corazón y tu recuerdo, supiste perfectamente decirme felicidades. Es algo que tengo clavado en la memoria, y en el corazón, porque sin querer nos dimos cuenta que sería la última vez que me felicitarías.

Van dos años en los que no soplo las velas, para mi 2019, fue el último año con un motivo para celebrar, porque lo tenía todo. Puede sonar quizá un poco exagerado, pero sólo quien pierde a una madre, sabe lo que se siente, entenderá mis palabras.

Los que me conocen bien, y estuvieron al pie del cañón durante este amargo trago, saben que para mi este mes, y estas fechas están clavadas y llenas de dolor, para mí el día de mi cumpleaños fue el choque con la realidad, cuando perdí toda esperanza de que mi madre fuera a quedarse a mi lado. 
Fue cuando me enteré que no había esperanza, cuando el único camino y más liviano para ella sería partir para no sufrir, y eso fue la parte más complicada, entender que no podía hacer nada por quien habría dado la vida por mi, y entender que no podría ser egoísta, porque nadie se merece sufrir de esa manera, pensé que estaría preparada, mentalizada, pero nada ni nadie te prepara para eso. Y menos, para lo que viví, perder a una madre entre mis manos.

Llevo años con este blog, llevo años plasmando mis sentimientos y mis experiencias a nivel personal, siempre me ha sanado escribir, siempre me ha sanado, porque incluso después de que mi madre emprendiera su viaje, el ejercicio que más paz me trajo fue escribir, y escribirle a ella.
A día de hoy, cuando en unos días hará un año que ya no la tengo conmigo, tengo todo clavado en mi cabeza como si lo hubiera vivido ayer, cada detalle, cada palabra de los médicos, cada noche, y es indescriptible el dolor tan tan grande que siento...

Por lo general, quien me conoce, personalmente, sabe que siempre soy una persona que sonríe, que siempre antepongo el bienestar de los que me importan, pero realmente, hace tiempo (mucho la verdad,...) leí esta frase de Kurt Cobain, que a muchos, nos sonará: "Si mi sonrisa mostrara el fondo de mi alma mucha gente al verme sonreír lloraría conmigo".

Y precisamente hoy, me apetece compartir un pedacito de mi alma, un pedacito real de lo llena de dolor, oscura y vacía que me siento.

Y a mi estrella, mi Ave Fénix eterno, dame un poquito más de tiempo para recomponer mis alas, siempre voy a estar de pie, y siempre lo voy a dar todo, como tú me enseñaste, no tengo ni tendré mejor ejemplo que tú, y el hombre de mi vida, mi padre.


Te amo.

Amr.


3 de diciembre de 2020

¿Cómo aceptar el adiós de lo que amas?

 Mamá, ¿me oyes?

No sé por dónde hablar
para que mi voz vuelva a llegar a ti,
tampoco sé como se vive sin tu voz,
no sé como se deja de necesitarte.

Sé que sería egoísta quererte aquí, que tu viaje es hacia un lugar dónde no existe el dolor, es por eso que no pregunto cómo estás, esa pregunta se responde sola, solo que yo no sé como estoy, nunca pensé que se me hiciera tan grande y vacío el mundo sin tu voz,
sin tus remedios
y sin tus manos curándome las alas.

Sé que nunca te gustó verme llorar y lo siento,
lo siento porque no encuentro una llave para cerrar este grifo roto en mí.
Nunca fui buena arreglando cosas, eras tú quien siempre me arreglaba a mí. Mi lugar seguro, mi refugio siempre fue correr hasta casa y esperar en tus brazos a que la tormenta pasara, sólo tú encontrabas mi botón de reinicio, mis instrucciones, y es que nadie puede conocer tanto de mí como tú.

Te extraño tanto, ha sido tan difícil volver a casa y no verte sentada en tu lugar, a veces aún puedo escucharte, pero me gustaría que pudiéramos escucharnos las dos, porque gritar al cielo es el único recurso que se me ocurre.
Aquí abajo las cosas sin ti no se ven igual,
las sábanas ya no las siento cálidas,
tampoco abro las ventanas, y es porque siempre siento frío...
Quién diría que el sol eras tú.

Sé que quien emprende el viaje al cielo ya no regresa, pero... ¿podríamos vernos siempre en mis sueños?
Hay tantas cosas que quedaron por contarnos, tantas cosas por aprender la una de la otra... Son tantos los abrazos que me quedaron por darte, y es que no sabemos cuándo será el último, de haber estado tan segura de que aquel día 3 sería el último no quisiera haberte soltado jamás, pero siempre fuiste tú quien me impulsó abrir mis alas y volar lejos...
Aunque eso implicara irme de ti.
Pero te fuiste pronto de mi, aún así no te preocupes, en algún momento volveré a volar aunque sólo sea por estar un poquito más cerca de ti.

Todo es temporal, y yo no creo en el adiós, nunca lo creíste tú,
no sé si nos despedimos como debíamos, tú sé que no porque no querías irte, por eso espero que cuando volvamos a vernos, estés esperándome con los brazos tan abiertos que nos cansemos de abrazarnos por no querer soltarnos.

Algún día volveremos a vernos, y será para siempre, sin enfermedad, sin debilidad, y te verás más guapa aún de lo que yo te recuerdo, tendrás toda la fuerza en tus manos y una felicidad infinita en tus ojos, tendrás las alas más grandes que nadie haya visto y en tu voz ya no encontraré fantasmas de malos recuerdos.

Te amo mamá, y cada día sé que lo haré mucho más para que llegue a ti aunque estés en el infinito doblando a la derecha.
Te amo, como sólo tú me enseñaste amar, sin tiempo, sin espacio y sin límites.
Te amo porque me enseñaste que la guerra también se puede ganas de rodillas,
y te amo... Porque no me dejaste desarmada.

Soy algo bueno, y lo soy por ti.

Amr.-


2 de julio de 2020

¿Y qué queda después de crecer?

Y de verdad... ¿Qué hay después de crecer?

¿Qué pasa una vez que ya quedan atrás todas las preocupaciones como jugar, correr, o bien quién dura más en una partida de balón prisionero?
¿Dónde está la realidad que hay a que toda esa inocencia, se queda atrás todo y da paso a preocupaciones, pensamientos, insomnios...?

Amr
Ansiamos tanto crecer, qué luego insistimos en buscar una explicación a todas esas situaciones en las que sentimos dolor.
No sabemos cómo actuar, cómo filtrar ese dolor que se queda... 
Y es que a veces, ¿cómo hacemos para borrar una herida?
¿cómo hacemos para sanar algo que se clava?

1 de julio de 2020

Y las gracias, ¿ a dónde ?

El daño, no se borra, pero hay que aprender a vivir.

Doy las gracias por los ratos que sonrío, doy las gracias por llorar, doy gracias porque sigo viva y porque me siento especial, al menos en mis días buenos. 
Doy gracias por lo que he vivido, doy gracias por lo que soy, por lo que se ha ido creando con el tiempo, doy gracias por lo que he perdido y lo que sigue aquí por hoy, por quienes siguen aquí. 
Doy gracias por cada respiro, por poder abrir mis ojos, por dudar sobre el sentido y del camino y de algún modo... 
Doy las gracias por mi vida, por querer lo que ahora tengo, lo que me falte también, por saber mirar la luna y por conversar con el viento para ver si esas palabras las lleva a los lugares indicados, para sentir que formo parte de algo.

20 de junio de 2020

Estaciones estancadas

Sientes el calor, el olor a mar, el agua salada y la arena entre tus manos...
De pronto, la lluvia, el olor a tierra mojada... 
Pasamos de un verano a un invierno, sin darnos cuenta,
todo ha cambiado, el olor que percibes no es igual que el que percibías el año pasado,
o el anterior, todo cambia, todo sigue, todo es una gran suma que acaba en... Momentos.
Queremos siempre vivir en un verano infinito, sin saber, que el verano también tiene fecha de caducidad, sin saber, que cuando llegue el otoño todo quedará seco, vacío y sin nada que percibir, recibir, sin nada que quedarte entre tus manos porque todo, se haya convertido en efímero.
Hasta el próximo año, y así... 
Sumar, seguir, subsistir.



Amr.